jueves, 22 de noviembre de 2007

ACTIVIDAD GRUPAL. "EL PODER"


El Concepto del Poder:


El concepto del poder es uno de los temas más álgidos al tratarse de la naturaleza de la sociedad y de las relaciones entre los individuos y grupos que la componen. Sin embargo, por lo general, cuando se habla de “poder” se lo piensa automáticamente como algo que se ejerce sobre o contra alguien, en relaciones de pugna y dominación. Esta es una muestra de hasta dónde hemos asimilado la cultura o cosmovisión de la división y el conflicto. Karlberg (p. 23) dice: “En una cultura de conflicto, la gente tiende no sólo a preocuparse por las relaciones de poder, sino que suele pensar y hablar del poder como si su ejercicio fuese inherentemente competitivo y conflictivo.”


A continuación, nos vamos a dedicar a exponer las distintas visiones que tienen varios autores sobre el poder:


Julieta Kirkwood, socióloga, pensadora feminista chilena señala:

“[...] el poder no es, el poder se ejerce. Y se ejerce en actos, en verbo. No es una esencia. Nadie puede tomar el poder y guardarlo en una cajita fuerte. Conservar el poder no es tenerlo a cubierto, ni preservarlo de elementos extraños, es ejercerlo continuamente; es transformarlo en actos repetidos o simultáneos de hacer, y de hacer que otros hagan o piensen. Tomarse el poder es tomarse la idea y el acto”.

Michel Foucault, filósofo francés:

propuso que el poder no se tiene, sino que se ejerce. Por lo tanto, existirían distintas formas de ejercicio del poder, distintas estrategias. Propone que el poder funciona en redes y que por ende es móvil. Desde esta perspectiva todas/os somos capaces de ejercer el poder en distintas circunstancias o situaciones.

Amalia Valcárcel, filósofa española señala:

“Muchas veces puede leerse o escucharse en contextos feministas: las mujeres no quieren (queremos) el poder, queremos transformar el poder. Hay que distinguir estas afirmaciones de otras muy similares que se han producido y se producen por parte de la intelectualidad: las mujeres no quieren el poder. Las mujeres son el antipoder. E incluso quizás haya que distinguir éstas últimas de las afirmaciones usuales del discurso tradicional: la mujer no quiere el poder, la mujer no necesita el poder, a la mujer le sienta mal el poder, no se conviene con ella. Pese a su diversidad todas estas afirmaciones se parecen.”
Sin embargo, la cuestión mal formulada de por qué la mujer no quiere el poder se le suelen dar explicaciones que son similares a la interrogante: las mujeres son tímidas y rehuyen los enfrentamientos. Prefieren permanecer en la sombra. Saben quizá manejar. Pero no mandar; las mujeres que son verdaderas mujeres no necesitan imponerse, alcanzan sus objetivos por otras vías. Las mujeres capaces de intentar la detención del poder no son verdadesras mujeres. Las mujeres no tienen la costumbre del pacto. Las mujeres están ausentes del teatro del poder, están en Hestia.

Rosario Castellanos, escritora mexicana señala:

“Pero hubo un instante, una decisión, hubo un acto en que la mujer alcanzó a conciliar su conducta con sus apetencias más secretas, con sus estructuras más verdaderas, con su ultima sustancia. Y en esa conciliación su existencia se insertó en el punto que le corresponde en el universo, evidenciándose como necesaria y resplandeciendo de sentido, de expresión y de hermosura”.

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