TRIBUS URBANAS: LA BÚSQUEDA DE UNA NUEVA IDENTIDAD
La falta de identidad y la falta de ideales se ven cada vez más; se es como una veleta; ni siquiera la nacionalidad importa ya que ahora nos inundan las transnacionales; ya no se es colombiano sino Bennetton, Pepsi, Manpower… En esta jungla urbana podemos encontrar diferentes culturas juveniles pero éstas podrían ser llamadas de una manera mejor: “Tribus Urbanas”. Tribus urbanas, por qué?… Porque ya no son simples reuniones de jóvenes. De vez en cuando, son organizaciones ya establecidas, con unas reglas ya determinadas por ellos mismos. (Adriana Galindo Gutiérrez. En: Hojas Universitarias, N° 49, 2000)
El deseo de estudiar la problemática juvenil que se presenta en el siglo actual, necesariamente tiene que llevar a hablar de un fenómeno existente hace mucho tiempo pero al que se le ha dado nombre solo hace muy poco: Tribus urbanas. (Denominación que surge en medio de una constante problematización e interpretación de lo que se denomina culturas e identidades juveniles).
Las tribus urbanas son consideradas como culturas juveniles y están caracterizadas por la conformación de grupos que adquieren una identidad propia a través de la música que escuchan, la forma de vestir, la forma de hablar y la forma de comportarse; que los hace iguales entre sí, pero a la misma vez diferentes de los demás jóvenes.
Si analizamos posibles causas de la trivialización de los movimientos juveniles, se puede afirmar que son causados por un rompimiento en la relación de los jóvenes con las instituciones (familia, escuela, universidad, iglesia, barrio). Tal vez como muchos lo afirman, existe una saturación de valores moralistas que ha hecho que el joven busque crear un lenguaje nuevo que solo entienda quien pertenezca a su grupo. Busca una libertad para realizar lo que realmente quiere y dejar a un lado la racionalidad -cultural, social, moralista- que le exige ser un “niño bien”. Para que el individuo se socialice, la cultura lo introduce en un mundo de normatividades que hace posible su vida en comunidad.
De esta forma «El proceso de socialización se cristaliza cuando cada individuo es capaz de desenvolverse correctamente en los ámbitos que frecuenta» .
Es en este punto entonces donde se puede hablar de la génesis de la simbología de las tribus urbanas; llena de formas de vestir especiales para cada tribu y un género musical determinado. En algunas incluso se convierte al cuerpo en un templo al cual se le realizan perforaciones, tatuajes, o simplemente se le adorna con cadenas u otros elementos.
Tranquilamente se puede afirmar que esa simbología es una máscara del estado de vulnerabilidad del joven, que es resultado de la presión ejercida por la sociedad con su constante ir y devenir que hace que a este se le haga cada vez más difícil adaptarse a unos cambios que indudablemente se han venido haciendo día a día más vertiginosos y que por ende son causantes de que el joven no afiance su identidad de forma adecuada y quiera escapar de la uniformidad.
¿Qué salida encuentra entonces?
Unirse a un grupo y adoptar sus comportamientos así antes no los haya compartido. Aquí ya no importa si lo que está siguiendo tiene o no fundamento. Importa es que en ese grupo encuentra afecto. Lo anterior es motivado por un sentimiento de soledad que embarga al joven debido a la ausencia de los padres por razones de trabajo, unida en muchas ocasiones a la falta de una sana convivencia con ellos.Se puede hablar de adolescentes y jóvenes huérfanos con padres vivos.
Por eso los miembros de las tribus urbanas llegan a ocupar el lugar que los padres del joven perteneciente a una de ellas no pudieron ocupar.
Ante esta afirmación no sobra anotar que quienes en la actualidad son jóvenes o están cerca de serlo, en su gran mayoría han sido “criados”, ”levantados”, o como se desee decir; teniendo como únicos compañeros el televisor y/o el computador. Sin dejar de lado claro está, un sin fin de productos tecnológicos con los que el niño o joven crea una relación que bien merece el calificativo de autista.
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